10.9.11

Yo vide el tigre

Este animal casi mítico sólo sobrevive en cuentos, fábulas y danzas populares en el Caribe Colombiano. ¿Qué beneficios tiene salvarlo tanto en su hábitat real como en nuestro imaginario?

Jaguar  (tigre americano). Imagen tomada de EL TIEMPO.
Este post me fluyó luego de leer 'Las Huellas Orales del Tigre' de Libardo Barros Escorcia, que encontré en el Festival 'El Caribe Cuenta'. Es lo que me quedó de una primera lectura, sin ser folclorista, ni antropólogo, ni linguista, sino desde la perspectiva de un ciudadano de a pie, interesado en el ayer, hoy y mañana de su región.


La oralidad y su transmisión es una manifestación viva de la fuerza de la diversidad cultural, de la incontenible creatividad de nuestros pueblos para sobreponerse a las más difíciles condiciones. Estas cinco comunidades del Caribe Colombiano (Altos del Rosario, Soplaviento, Río de Oro, Sincé y Campana Nuevo) no han dejado morir al tigre aunque éste ya no forme parte del paisaje. Por esa fuerza aún la tambora resuena para alzar la voz y repetir «Yo vide el tigre».
Fragmento del prólogo de Jesús Guanche. La Habana, 2009
Las Huellas Orales del Tigre



 

Cómo llegué a este libro es resultado de una serie de previas, desde haber indagado por las máscaras de animales en la danza del congo en el Carnaval de Barranquilla, pasando por entender "Yo vide el tigre", hasta el interés de ser un mejor orador y que mi trabajo como diseñador industrial pueda llegar a toda la gente que pueda, de cualquier estrato. Así llegué a Las huellas orales del tigre. Siguiéndole el rastro simbólico a este animal, que muchos no saben habitó en el Caribe, pero que hoy 'ya no se ve'; sólo sus huellas se mantienen en los cuentos y en los carnavales.



De forma complementaria al romanticismo del prólogo que compartí previamente, me encuentro con una realidad de doble filo, algo recurrente en lo que conozco de la región. Por un lado, los cuentos y danzas de los pueblos que sin tener acceso a la educación llegan a un nivel de expresión muy bello, digno de mantener y desarrollar; y por otro, cómo ese uso original del lenguaje, la música y el teatro en historias de cacería, contribuyeron a un imaginario en el que se justifica la destrucción de hábitats y de animales como los tigres americanos (jaguares), los gurullones y coyongos, y seguramente muchas otras especies del Caribe, por parte de los mismos campesinos y pescadores, y con la omisión del resto de la sociedad.

Matar un tigre (y las expresiones populares a partir de su cacería) era de las pocas oportunidades en la que un hombre pobre podía sentirse poderoso en un país históricamente excluyente y víctima de la violencia. Para los colonos, matar un tigre era ganarle su territorio para plantar su alimento, evitar la muerte del ganado. En últimas ellos lo veían como un acto de supervivencia. Ese desahogo, y ese sentimiento de poder se fue cultivando en cuentos y bailes muy hermosos, por generaciones, hasta que se acabó el tigre.


Sin embargo, como lo que me interesa es contribuir desde mi capacidad, a revertir los daños, mantener lo valioso y sembrar una semilla, hoy planteo reflexiones que podrían servir para ese fin. Como en muchas ocasiones, la ecología, la sabiduría indígena y la sabiduría popular muestra el camino que a veces olvidamos, hacia un futuro sostenible. No sólo para salvar al tigre del Caribe, sino también nuestra identidad, como lo hablan los mamos.



El tigre para nosotros es que tiene valor, y los mamos lo impiden de matarlo, porque él, así aunque haya cometido su error, tenemos que tenerle valor para que nosotros tengamos valor, pues si nosotros no le damos valor a esos animales, también nosotros no tendríamos valor; por ese motivo, pues, lo respetamos, y los mamos dan consejos de que no hay que matarlo.
'El tigre en el imaginario colectivo'
Las Huellas Orales del Tigre

Hipotéticamente, si hubiera una iniciativa ecológica para salvar a los Jaguares, y tuviera que ir a los pueblos que podrían ver este animal como una amenaza (como dicta su tradición oral). Yo usaría la misma tradición oral y las escenificaciones populares para llegarles. Sembraría nuevos cuentos de tigres en su imaginario, cuentos de heroísmo, de valor, como en la mitología de wayuus y los pueblos de la Sierra Nevada, en las que el tigre es un hermano en el bosque, un ser para respetar, y que matarlo significa matar algo en nosotros mismos, el ecosistema, y proliferación de enfermedades por el aumento de la población de las presas, entre muchas otras consecuencias.

Esto yo no se los haría saber sólo manera científica y racional. Gente no escolarizada, que sabe lo que sabe por sus vivencias, no van a aceptar que venga alguien de afuera a enseñarles cómo manejar "su" monte. Y es ahí donde la tradición oral y los nuevos medios, juntos, pueden jugar un papel fundamental como soporte a científicos y ecologistas para la conservación de las especies. Un taller de sensibilización racional, el diseño de una máscara o una silla, un afiche o un video documental por sí mismos no serían suficientes. Hay que tocar la emoción y sembrar la inquietud en las nuevas generaciones, usando todo el arsenal cultural.

Anduderos. Ejercicio Experimental de Bololó Lab. Click para ver más.


Para ellos y el resto de la sociedad, los diseñadores, artistas, músicos y realizadores podrían mezclar viejos y nuevos medios de expresión: arte, música, diseño, audiovisuales, aprovechando escenarios de alcance mundial como el Carnaval, hablando el idioma universal de los pueblos, integrando a sus cuenteros más respetados en la creación de nuevas historias, para que el mundo aprenda el valor de conservar y hacer que el tigre vuelva con todas las de la ley, a su selva, y a nuestro imaginario.

Así que, la próxima vez que 'vedas un tigre' danzando en una Batalla de Flores, recuerda por qué está ahí. Imagina la fuerza que este emblemático e inspirador jaguar nos puede dar para crear nuevas formas de preservar nuestro entorno, y fortalecer nuestra identidad caribe.




Contenido relacionado:
'No todo es cuento'. Revista Latitud, El Heraldo.
Festival de cuenteros 'El Caribe Cuenta'. Fund. Luneta 50.
'De Colombia depende la salvación de los Jaguares'. El Tiempo.

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