Navegando en Twitter encontramos una interesante propuesta que nos pone a pensar. Es casi bien sabido que el agua embotellada, aunque nos guste tanto, no es para nada sostenible. No lo es, aunque una que otra marca diga que apoya la educación o lucha contra el calentamiento global.
Según el documental FLOW (For love of water, no es reggaetón) las embotelladoras de todo el mundo secan ríos enteros para vender el agua a los mismos lugares donde están esos ríos, causan problemas en el ecosistema, basura plástica, y para colmo, a veces ni purifican el agua, algunas traen químicos nocivos o la toman directo del suministro de agua municipal, causando enfermedades a la gente.
Como respuesta a eso alguien se inventó WaterBobble, una botella de agua para toda la vida. Un solo envase que purifica toda el agua que le viertas, y no tienes que arrojarlo. Puede no ser muy convincente una propuesta tan callada en un mercado tan saturado y con tan grandes intereses económicos, pero se les cuenta el gran grano de arena.
De paso, ya que leíste esto. Firma esta petición ante la ONU, para hacer del agua un derecho universal, no privatizable, no comercializable.
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